Actividad para preparar espiritualmente el Domingo de Ramos.
Todos sabemos que el Domingo de Ramos la Iglesia celebra la entrada mesiánica de Jesús en Jerusalén, y con este acontecimiento, damos comienzo a la celebración de la semana más importante del año. La semana santa.
Leamos la lectura de procesión de ramos del día.
+ Lectura del santo evangelio según san Lucas 19, 28-40
En aquel tiempo, Jesús echó a andar delante, subiendo hacia Jerusalén. Al acercarse a Betfagé y Betania, junto al monte llamado de los Olivos, mandó a dos discípulos, diciéndoles: "Id a la aldea de enfrente; al entrar, encontraréis un burrito atado, que nadie ha montado todavía. Desatadlo y traedlo. Y si alguien os pregunta: "¿Por qué lo desatáis?", contestadle: "El Señor lo necesita".
Ellos fueron y lo encontraron como les había dicho. Mientras desataban el burrito, los dueños les preguntaron: "¿Por qué desatáis el burrito?" Ellos contestaron: "El Señor lo necesita." Se lo llevaron a Jesús, lo aparejaron con sus mantos y le ayudaron a montar.
Según iba avanzando, la gente alfombraba el camino con los mantos. Y, cuando se acercaba ya la bajada del monte de los Olivos, la masa de los discípulos, entusiasmados, se pusieron a alabar a Dios a gritos, por todos los milagros que habían visto, diciendo: "¡Bendito el que viene como rey, en nombre del Señor! Paz en el cielo y gloria en lo alto."
Palabra de Dios.
Quiero contarles algo. Tengo un amigo en Jerusalén, un loco amante de la Biblia que empezó a estudiar arqueología y me contó algo muy curioso que yo no sabía. Hay una puerta especial, una puerta de las que dan acceso a la ciudad antigua de Jerusalén. Pero esta puerta no se abre. ¿Por qué?
La puerta dorada, también llamada puerta de la eternidad, forma parte de la muralla que rodea la zona antigua de la ciudad de Jerusalén y está situada en la zona este de la misma. Desde que Salomón construyó el templo, siempre ha existido una puerta en esa zona. Era denominada la Puerta Oriental, y hacia ella estaba orientada el templo. La muralla de Jerusalén consta, actualmente, de ocho puertas principales, siete de las cuales están abiertas y una, la que nos ocupa, está cerrada. El recinto amurallado de Jerusalén ha sido destruido y reconstruido varias veces a lo largo de la historia, debido a las constantes guerras que han asolado esta región, pero siempre que ha habido muralla, ha existido una entrada en la zona oriental que daba al templo.
Hay una creencia musulmana de que el Mesias “Mashiaj”, es decir el rey de los judíos, ingresará a Jerusalén a través esta puerta. A causa de esta creencia, cuenta la historia que el sultán Suleimán I dispuso que un cementerio que tapiara la entrada y selló el portal, con la ridícula idea de que esto imposibilitaría el reinado del Rey-Sacerdote judío y el establecimiento de la Era Mesiánica La puerta Dorada /Oriental, que también mira hacia el este, es llamada en hebreo y árabe la “Puerta de la Misericordia”. Las tumbas Judias estan orientadas hacia Jerusalen para que cuando llegue la resurrección lo primero que vean al levantarse es Jerusalem y el Templo, mientras las tumbas musulmanas miran hacia la la Meca.
De acuerdo a la tradición judía, ésta es la puerta a través de la cual el Mesías entrará en Jerusalem. Para impedir la entrada del Mesías, los árabes sellaron esa puerta hace ya varios siglos, lo curioso es que no pudieron evitar que hasta la Palabra Profética se cumpliera, pues en Ezequiel 44:1 y 2 vemos como Jesús cumplió otra profecía dada en las Escrituras:
1 Me hizo volver hacia la puerta exterior del santuario, la cual mira hacia el oriente; y estaba cerrada.
2 Y me dijo Yaveh: Esta puerta estará cerrada; no se abrirá, ni entrará por ella hombre, porque el Señor Dios de Israel entró por ella; estará, por tanto, cerrada. Ezequiel 44:1 y 2
¿Sabés cual es?
Adivinaste, la puerta de tu corazón, de tu alma.
Reflexión espiritual y personal:
¿Cómo está esa puerta?
Está abierta?
Está cerrada?
¿Si está cerrada? ¿para quien lo está? ¿Para todos o para algunos?
¿Soy acaso como Suleimán el Magífico tratando sellar las puertas de mi alma para no dejar entrar a nadie?
¿Soy acaso como Suleimán el Magífico tratando sellar las puertas de mi alma para no dejar entrar a nadie?
¿¿¿Y si la abrís esta semana santa?????
¿Cómo te parece que se puede abrir esa puerta?
¿La Iglesia te ofrece alguna llave?
El año pasado fue el año de la Misericordia. El Papa Francisco ha entrado por la Puerta grande del Jubileo de la Misericordia.
Es una puerta que está en la ciudad de Roma y que se abre para cada jubileo. significa mucho para nosotros que queremos entrar por la puerta grande de la Misericordia de Dios. El Padre es misericordioso y quiere que entremos a su puerta.
¿Pero esto es muy curioso sabés?
Podré entrar en esa puerta... pero solo si dejo entrar al Señor en la mía.
Oración final
Señor Jesus,
Tu tienes la llave que abre mi puerta
ábrela y pasa a mi casa,
Pasa por la puerta de mi alma
y ayúdame a vivir esta Pascua,
Yo en tí y tu en mi.
Que quede mi puerta abierta,
luego de que tu pases, Señor,
abierta para poder salir de mi mundo
y abierta para que otros pasen.
Amén.
El Evangelio de S. Juan nos dice que Jesús es la Puerta. Porque en esta semana santa, para llegar a la Misericordia del Padre hay que entrar por Él.
«En verdad, en verdad os digo: yo soy la puerta de las ovejas. Todos los que han venido delante de mí son ladrones y salteadores; pero las ovejas no les escucharon. Yo soy la puerta; si uno entra por mí, estará a salvo; entrará y saldrá y encontrará pasto. El ladrón no viene más que a robar, matar y destruir. Yo he venido para que tengan vida y la tengan en abundancia.
Abramos la puerta del alma esta semana santa.
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