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miércoles, 27 de mayo de 2020

Los jóvenes del Evangelio

Videomensaje.

Con oportunidad de estar viviendo los últimos días del Tiempo Pascual, quiero dejarles un video mensaje hermoso del Papa Francisco dirigido a los jóvenes de Buenos Aires, en abril del 2014, donde hace un repaso de los jóvenes del Evangelio para que pensemos quienes podemos ser nosotros frente a Jesús.

Se los comparto.




Ficha de trabajo para reflexionar con e videomensaje.


¿Cuál de los jóvenes puedo ser?

¿Soy el entusiasta? ¿El que se anima a todo y después abandona el camino?
¿O el entusiasta que dice todo que si y después no tiene animo de nada?

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¿Soy el que está “atornillado” a las cosas y no puedo seguirlo a Jesús?

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¿’A qué cosas estoy atornillado, cuándo me descubrí así, en qué momentos?

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¿Soy como el joven que despilfarró su vida y quiere volver a la casa del Padre?

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¿Soy el joven que necesita convertirse, quiero cambiar?

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El don del Espíritu Santo para nuestros días

HOMILÍA DEL SANTO PADRE FRANCISCO

"El don del Espíritu Santo: la franqueza, el valor, la parresia"

Sábado, 18 de abril de 2020





Introducción
Ayer recibí una carta de una religiosa que trabaja como traductora a la lengua de señas para sordomudos y me habló del trabajo tan difícil que tienen los trabajadores de la salud, los enfermeros, los médicos, con los pacientes discapacitados que se han contagiado de Covid-19. Recemos por ellos que están siempre al servicio de estas personas con habilidades diferentes, que no tienen las habilidades que nosotros tenemos.

Homilía
Los líderes, los ancianos, los escribas, al ver la franqueza con la que hablaban estos hombres, y sabiendo que era gente sin instrucción, que tal vez no sabían escribir, se asombraban. No entendían: “Es algo que no podemos entender, cómo esta gente es tan valiente, cómo tiene esta franqueza” (cf. Hch 4,13). Esta palabra es una palabra muy importante que se convierte en el estilo de los predicadores cristianos, también en el Libro de los Hechos de los Apóstoles: franqueza. Coraje. Esto lo dice todo. Decirlo claramente. Viene de la raíz griega de decir todo, y nosotros también usamos esta palabra muchas veces, precisamente la palabra griega, para indicar esto: parresia, franqueza, coraje. Y veían esta franqueza, este coraje, esta parresia en ellos y no entendían.
Franqueza. La valentía y la franqueza con que predicaban los primeros apóstoles... Por ejemplo, el Libro de los Hechos está lleno de esto: dice que Pablo y Bernabé trataron de explicar el misterio de Jesús a los judíos con franqueza y predicaron el Evangelio con franqueza.
Hay un versículo que me gusta mucho en la Carta a los Hebreos, cuando el autor de la Carta a los Hebreos se da cuenta de que hay algo en la comunidad que está decayendo, que se pierde algo, que hay una cierta tibieza, que estos cristianos se están volviendo tibios. Y dice esto —no recuerdo bien la cita...—, dice esto: “Traed a la memoria los primeros días, hubisteis de soportar un duro y doloroso combate: no perdáis ahora vuestra franqueza” (cf. Heb 10,32-35). “Recupera”, recuperar la franqueza, el valor cristiano para seguir adelante. No se puede ser cristiano sin que se dé esta franqueza: si no se da, no eres un buen cristiano. Si no tienes el coraje, si para explicar tu posición resbalas en ideologías o explicaciones casuísticas, te falta esa franqueza, te falta ese estilo cristiano, la libertad de hablar, de decirlo todo. El coraje.

Nacer del Espíritu Santo

HOMILÍA DEL SANTO PADRE FRANCISCO

"Nacer del Espíritu"

Lunes, 20 de abril de 2020



Introducción
Oremos hoy por los hombres y mujeres que tienen vocación política: la política es una alta forma de caridad. Por los partidos políticos de los distintos países, para que en este momento de pandemia busquen juntos el bien del país y no el bien de su propio partido

Homilía
Este hombre, Nicodemo, es un jefe de los judíos, un hombre prestigioso; sintió la necesidad de ir donde Jesús. Fue por la noche, porque tenía que tomar precauciones, ya que los que iban a hablar con Jesús no eran bien vistos (cf. Jn 3,2). Es un fariseo justo, porque no todos los fariseos son malos: no, no; también había fariseos justos. Este es un fariseo justo. Sintió la inquietud, porque es un hombre que había leído a los profetas y sabía que lo que Jesús estaba haciendo había sido anunciado por los profetas. Sintió la inquietud y fue a hablar con Jesús. «Rabbí, sabemos que has venido de Dios como maestro» (v.2): es una confesión, hasta cierto punto. «Porque nadie puede realizar los signos que tú realizas, si Dios no está con él» (v.2). Y se para. Se para antes del “por tanto”. Si digo esto... por tanto... Y Jesús respondió. Respondió misteriosamente, como no se lo esperaba Nicodemo. Respondió con esa figura del nacimiento: «si uno no nace de lo alto, no puede ver el Reino de Dios» (v. 3). Y Nicodemo, se siente confundido, no entiende y toma ad litteram la respuesta de Jesús: pero ¿cómo puede uno nacer si es un adulto, una persona mayor?” (cf. v. 4). Nacer de lo alto, nacer del Espíritu. Es el salto que debe dar la confesión de Nicodemo y él no sabe cómo hacerlo. Porque el Espíritu es imprevisible. La definición del Espíritu que Jesús da aquí es interesante: «El viento sopla donde quiere, y oyes su rumor, pero no sabes de dónde viene ni adónde va. Así es todo el que nace del Espíritu» (v. 8), es decir, libre. Una persona que se deja llevar de una parte a otra por el Espíritu Santo: esta es la libertad del Espíritu. Y quienquiera que haga esto es una persona dócil, y aquí estamos hablando de la docilidad al Espíritu.
Ser cristiano no es sólo cumplir los mandamientos: hay que cumplirlos, eso es cierto; pero si te detienes ahí, no eres un buen cristiano. Ser un buen cristiano es dejar que el Espíritu entre en ti y te lleve, te lleve donde quiera. En nuestra vida cristiana muchas veces nos detenemos como Nicodemo, ante el “por tanto”, no sabemos qué paso dar, no sabemos cómo hacerlo o no tenemos la confianza en Dios para dar este paso y dejar entrar al Espíritu. Nacer de nuevo es dejar que el Espíritu entre en nosotros y que sea el Espíritu quien me guíe y no yo y aquí: libre, con esta libertad del Espíritu que nunca sabrás dónde acabarás.
Los apóstoles, que estaban en el Cenáculo, cuando vino el Espíritu salieron a predicar con ese valor, esa franqueza (cf. Hch 2,1-13)... no sabían que esto iba a suceder; y lo hicieron, porque los guiaba el Espíritu. El cristiano no debe nunca detenerse sólo en el cumplimiento de los Mandamientos: hay que cumplirlos, pero hay que ir más allá, hacia este nuevo nacimiento que es el nacimiento en el Espíritu, que le da la libertad del Espíritu.